miércoles, 21 de marzo de 2012

Breve bestiario del equipo

¿Cuántos equipos de trabajo se han destruido por culpa de los celos, la envidia, la codicia, el egoísmo? ¿Por qué somos tan poco inteligentes, que no dudamos en perjudicarnos a nosotros mismos con tal de que los demás no se beneficien de lo que sabemos hacer? (magnífico el libro “Allegro ma non troppo” de Carlo M. Cipolla, en el que trata sobre la estupidez humana). Para que el equipo funcione, y lo haga bien, yo aporto mis habilidades, mis conocimientos y mi experiencia, de las que sin duda se “aprovecharán” los demás miembros en la búsqueda del bien común, de que todos ganemos. Entrego lo que puedo aportar, lo cedo como madera para alimentar la caldera que mantiene en movimiento al grupo, en la confianza de que los demás también lo harán. En un verdadero equipo yo hago mejores a los demás, les complemento con mis talentos y habilidades de la misma forma en que yo me perfecciono con las suyas, con lo que todos nos beneficiamos. Por ello, trabajar en equipo supone un auténtico ejercicio de generosidad.

Ahora, ¡pongan su cerebro en modo “Visión del Mundo Real 2.0”, que comenzamos!:

“¡Señoras y señores, bienvenidos a la vida diaria! En breves momentos comenzaremos nuestra expedición por “cualquier empresa”, donde podrán apreciar cómo sus integrantes se despedazan unos a otros, con tal de que nadie sea, o parezca que es, más que los demás. Podrán observar multitud de proyectos que no van a ninguna parte y cantidades enormes de profesionales con la motivación bajo cero. Esperamos que lo disfruten, pero para evitar problemas, les recomendamos se pongan el casco y la coraza por lo que pueda pasar. Si tienen una pinza para la nariz, úsenla también, por favor”

“ …¿Siguen ahí, amigos? ¡Ah, muy bien! Entonces empezamos. Aquí, a su derecha pueden ver a un jefe, supuesto líder de equipo, muy ocupado en que ninguno de los que están a su cargo aprenda o se desarrolle profesionalmente, no vaya a ser que alguno de ellos le quite el puesto. Además, tumba cualquier idea por buena que sea, porque allí el único que piensa, el único con talento, es él. Él es la empresa, los demás son pegotes que se le han ido adosando a lo largo del tiempo. Desgraciadamente, los expertos aseguran que le queda poco tiempo, va directo a la muerte profesional, pobrecillo…”

“ …Aquí, a la izquierda, pasamos al lado de unos compañeros de trabajo que, como podrán observar si miran atentamente por sus ventanillas, están muy ocupados vigilándose unos a otros, dedicándose a ello “full-time” (¡qué moderno me ha quedado esto de “full-time”!), lo que, sin duda, es mil veces más provechoso que luchar por los objetivos que tienen marcados, y no digamos ya por los del equipo. “Con tal de que tú no ganes, yo soy capaz de hundirme a tu lado” dice uno de ellos, le pueden oír si pegan sus orejas al cristal. Todos ellos están nominados para el premio “Cerebro de Guisante 2010” y parece que tienen grandes posibilidades de conseguirlo”


“…Seguimos con nuestro bonito tour, y nuevamente a su izquierda, encontrarán otra joya digna de ser vista: la cizaña. No, no nos referimos a esas bonitas plantas que ven ustedes en los parterres, sino a aquéllos dos del fondo, especialistas en manchar y emponzoñar todo lo que les rodea. Tapan sus miserias y sus torpezas haciendo que los demás parezcan siempre los culpables, para lo que no dudan en usar la mentira o, incluso, la calumnia, con tal de desacreditar al que tienen al lado. Ése otro que ven al fondo, el que está caído en el suelo, era uno de ellos, pero se mordió la lengua hace un rato y se ha envenenado. Descanse en paz….”

“… Cruzamos ahora el conocidísimo “Túnel de los Duros de Mollera”. Se les reconoce porque llevan todos unos enormes tapones en los oídos y además, se empeñan en seguir adelante en su camino, aunque estén chocándose de frente contra las paredes de este agujero en el que habitan. ¡Cuidado con ese que viene de frente contra nuestro autobús!...¡bum!... ¡Vaya por Diós, mira que se lo estaban avisando, pero no ha hecho ni caso! No se preocupen, que llevamos instalados parachoques de gomaespuma para estos casos y ha salido ileso…”

“Para acabar, ya que parecen tener ustedes mala cara (¿se han mareado?¿les resulta esto demasiado desagradable?), llegamos a la zona de los cenizos. Comprueben que sus ventanillas están bien cerradas, por favor, no vaya a ser que se nos cuele alguno aquí dentro, que la liamos. Observen sus caras grises y el gesto torcido, sus sonrisillas irónicas y prepotentes ante cualquier cosa que se les propone. Y sobre todo, escúchenles gritar sus frases favoritas: ¡ya te lo decía yo, mira que te lo avisé!, ¡eso es imposible!, ¡no se puede!. “

¡Vale, ya es suficiente! No todo es tan malo, hay mucha más gente buena, leal y trabajadora que especimenes así (aunque haberlos, haylos).
Por si acaso, como ejercicio para hoy, vamos a mirarnos un poco en el espejo ¿vale?
JOSE MARIA MATEO



 
;